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lunes, 9 de mayo de 2011

Relato erótico

Moxxy

Nada más entrar por la puerta y cerrarla ella detrás de mí, supe que aquella noche íbamos a hacer algo más que dormir. Pero yo no estaba nerviosa. Moxxy desprendía sensualidad y confianza en sí misma. Con ella me podía dejar llevar, despreocuparme por completo y disfrutar como hacía muncho tiempo que no hacía, olvidándome por completo de todo lo que había fuera de la habitación esa noche. Sonriente y contempándome desde la puerta Moxxy me incitó a acercarme a la cama con un ademán para después caminar con esa llamativo movimiento de cadera hasta el otro lado de la cama y cambiar el color de las luces, de blanco y frío a rojo cálido. Conectó también una música bastante ruidosa e incromprensible por el ruido de las guitarras que puso de fondo ambiental. Ahora Moxxy estaba completamente en su entorno.
- Ponte cómoda, cariño.- me dijo como siempre, con una sonrisa en la boca.

Yo asentí levemente y me agaché para desatarme las botas mientras ella comenzaba a moversa al errante ritmo de la música. Se mecía para los lados mientras se acariciaba el corsé y el exuberante excote con una mano. Bajo aquella luz roja su vestido rojo y el color de su pintalabios eran resaltados y prácticamente era lo único que conseguía distinguir con con claridad de toda la habitación. Cuando me desabrochaba el cinturón, dejó su lado de la cama para acercarse al mío lentamente, como esperando para que me quitara el mayor número de prendas posibles antes de llegar.

Nunca antes la había tenido tan cerca. Ahora podía apreciar que el lunar que tenía en la mejilla no lo era, sino que formaba parte de su extraño maquillaje. A pesar de sus cuarenta y tantos años no tenía arrugas ni marcas en la piel propias de la edad, era lisa y perfecta. Y sus ojos eran más claros de lo que me habían parecido hasta aquel entonces siendo más grisáceos que azules. Era preciosa e increíblemente atractiva. Su forma de hablar, siempre tan borde pero refiriéndose a ti con palabras bonitas hacía que una se sintiera a gusto y aceptada con ella. Todo eran sonrisas divertidas y palabras con indirectas e ironías y miradas lujuriosas. Y además, ella controlaba la situación. Fue ella quien dio el primer beso. Mientras yo todavía tenía el cinturón desabrochado y suelto en la mano, Moxxy, con su derecha me cogió del pantalón y para acercarme a ella, y con su izquierda me acarició la cara. Simplemente cerré los ojos y entreabrí los labios. Fue un beso tierno y sensual. Sin lengua pera apasionado. Ella saboreaba mis labios mientras yo ya recorría su cuerpo con mis manos. Sin dejar de besarnos me tumbó en la cama. Me sujetó las manos por encima de la cabeza para que no la tocara y puso una de sus piernas entre las mías. Pasó de mis labios a mi oreja. Jugueteaba con el lóbulo y me acaciriciaba el pecho mientras movía su cintura para que yo sintiera mejor la presión de su pierna. A pesar de que entre Moxxy y yo no había ningún tipo de sintimiento, ni siquiera amistad, aquella situación no me resultaba incómoda, sino todo lo contrario. Saber que a la mañana siguiente todo sería igual que la anterior no me producía ningún daño. De hecho, era lo mejor de todo. Poder compartir con alguien un momento como aquel, sin tener después conversaciones incómodas sobre qué iba a ser de nosotras. El sexo iba a ser para mí en esa ocasión algo tan sólo para disfrutar. Salvajemente apasionado, con cariño pero sin ternura. Al acabar no tendría ganas de volver a besarla o tocarla. Y hacerlo con ella no me producía la angustia de pensar que quizá fuera la última vez. Porque si no lo era, la siguiente tampoco iba a significar nada para ninguna.

Moxxy se incorporó y se colocó a horcajadas sobre mí. Puso mis manos en su abdomen y las guió para que le desabrochara el corsé. Se quito la goma que le sujetaba el pelo y dejó suelta su larga melena castaña para continuar con los largos guantes de rejilla negros. Y una vez hube acabado de desatarle el corsé lo tiró todo al suelo. Mantenía una sonrisa en un cara, como siempre. Pero esta vez no era de cariño y diversión sino de lascivia. Sus pezones estaban excitados y sus firmes pechos se movían casi vibrando con cada movimiento que había en la cama. Se agachó de nuevo sobre mí, esta vez a la altura de mi cintura. Me subió un poco la camisa y se detuvo a lamerme el ombligo. Parecía capaz de disfrutar con cada centímetro de mi cuerpo. Rocorrió con sus manos todo mi pecho antes de quitarme la camisa y el sostén. Me besó los pechos tan fuerte que casi me hacía daño. Los lamía y mordía mis pezones mientras sus manos ya recorrían mis piernas. Y regresó a mis labios. Esta vez sí fue con lengua. No me besaba. Me devoraba la boca. Era todo pasión y yo me dejaba llevar. Acariciaba su espalda y guiaba su cabez sobre la mía. Yo quería más así que me giré y me puse sobre ella. Ahora era yo la que madaba. Sujeté sus brazos como ella había hecho conmigo y me dejé caer totamente sobre ella para sentir mis pechos sobre los suyos. Su calor. Pero a Moxxy no le gustaba la idea de estar abajo y volvió a cambiar de posición.

- Quítate los pantalones, preciosa.- la excitación le provocaba una respiración acelerada haciendo que aquellas palabras sonaran menos amables que otras veces.
- Quítate tú la falda.- fuí un poco borde contestándole pero no quería que ella llevara más ropas que yo.
- Tranquila. Vamos despacio que tenemos mucho tiempo.

Y sonrió de nuevo. Era irresistible. No me quedada más remedio que obedecerla asique me quité los pantalones y los tiré al suelo. Moxxy se tumbó de nuevo sobre mí, un poco ladeada a mi derecha y a la altura de mi cuello, que volvía a besar. Con una mano me apartaba el pelo de la cara mientras la otra se deslizaba fuertemente sobre mis muslos. Yo, en el sexo, por muy apasionado y bueno que fuera, no solía gemir. No es que no me hiciera disfrutar, pero no me hacía disfrutar tanto como gemir involuntariamente. Moxxy, incluso sin llegar a la penetración todavía, ya lo había conseguido. Había encontrado la manera de hacerme únicamente consciente de sus manos y sus labios. Había despertado algo en mí que llevaba tiempo dormido, la sensualidad y la excitación. Aquellos preliminares estaban durando demasiado así que cogí la mano que tenía sobre mis piernas y la puse sobre mi sexo. Moxxy se dio por enterada y sin más preámbulos empezó a acariciarme y a provocar la humedad en mí. Nos movíamos al mismo rítmo y podía sentir la respiración de Moxxy en mi pecho. La oía suspirar más fuerte de lo normal y cómo se acercaba a mi oído para que aquello me excitara todavía más. Cuando comenzó a penetrarme, al principio muy despacio y luego rápido se ayudó de una de sus piernas para ejercer más presión y estimularme más así. Cambiaba el movimiento de los dedos y de la mano de dentro a fuera, en circulos, de arriba abajo cada poco tiempo para que no me cansara. Parecía saber exactamente lo que me apetecía en cada momento, y cuando llegué al orgasmo no paró inmediatamente sino que continuó más despacio y suave los movimientos de la mano para alargar el placer. Moxxy era una profesional en el sexo lésbico.

Ahora sí que me tocaba ponerme encima a mí. Esta vez Moxxy no puso ningún reparo y comenzé a besarla y acariciarla por todo su cuerpo. Cuando llegué a sus pechos el dulce olor de su perfume me llevó a lamerla. Saboreaba además una fina capa de sudor producido por el reciente escfuerzo anterior. Lo morboso de aquella situación era excepcional. Moxxy me atraía sexualmente de una forma que nadie había hecho antes. Con ella era todo placer. Desde sus palabras, sus miradas y sus gestos hasta cada centímetro de su cuerpo. Cualquier cosa de ella me excitaba. Incluso fuera de aquella habitación y de esa noche. Ella te hacía sentir especial. Te cuidaba y te trataba como si fueras única. Como si sólo existieras tú o como si estuviera enamorada de ti. Así creaba con cualquier persona un vínculo especial y diferente. Más íntimo. Y por eso aquella noche era toda suya. Dudaba de qué hacer con ella. Si hacerlo lo mismo que me había hecho a mí o si empezar con el sexo oral. Yo solía pensar que en el sexo, como en otros aspectos de la vida, las personas dan lo que quieres que les des, por eso bajé mi mano derecha de sus pechos a su entrepierna. Pero definitivamente a Moxxy no le gustaba estar debajo. Antes de poder hacerle nada me paró y giró sobre mí. Se puso a cuatro patas y cogió mi mano para llevarla donde yo quería ponerla antes. Le hice lo mismo que ella a mí, ayudándome de la rodilla a para que Moxxy pudiera hacer toda la fuerza que quisiera hacia abajo. Ella casi gritaba. Gemía y agarraba las sábanas tirando de ellas con fuerza. Aquel parecía el polvo de su vida perso seguramente era igual en todos. Quizá no lo disfrutaba tanto como pareceía pero le gustaba el espectáculo erótico para aumentar el morbo. Y no se cansaba. Pero yo sí. Al final me dolía la mano y no podía moverla. Aun así la mantuve como estaba porque Moxxy había empezado a cabalgar sobre mi rodilla. Y finalmente, cuando la piel se le erizó y tuvo la respiración cortada del esfuerzo, llegó al climax.


El cigarro de después me sabía a Moxxy. Tenía su aroma en mis labios y lo inspiraba en cada calada. Ella no fumaba, pero tampoco le molestaba el humo. Estaba tumbada a mi lado, jugueteando con sus dedos al ritmo de la música, esperando pacientemente a que terminara, sin ponerme nerviosa, para continuar con lo que habíamos empezado aquella noche. Disfruté tanto que no fuí consciente de la hora hasta que comenzó a amanecer. Casi tuve que pedirle que parara ya que mis esfuerzos por apartarme de ella y tratar de dormir no fueron suficientes indirectas para que se diera cuenta de que lo necesitaba. Pero ella, sonriente y complaciente como siempre me dejó que me acomodara en su cama para luego ella hacer lo mismo sobre mí.

Desperté tarde, pasado el medio día, y sola en la habitación. Sin la música y la luz del día entrando por la ventana la habitación tenía un aspecto muy diferente al de la noche y me sentía ajena y desorientada en ella. Busqué mi ropa desperdigada por el suelo y me vestí todo lo rápido que pude. Busqué a Moxxy por la casa, pero ésta parecía vacía. No me habría importado verla pero la verdad es que no tenía nada que decirle, así que recogí mis cosas y me fui.

domingo, 13 de febrero de 2011

Labios, besos y otros delirios

A estas horas lo suyo sería ponernos a tono, pero como mañana es el Día de los Enamorados, vamos a intentar hacer una excepción. A pesar de que yo, personalmente, no creo en el significado popular de este día, respetaremos que los hay que sí lo conciben como un día especial.

Por eso, vamos a hablaros de besos. Y de bocas. ¿Cuántos tipos de labios hay? Las hay con los labios gruesos, finos, perfilados, etc. A menudo, los labios nos delatan: quien tiene los labios finos suele ser una persona dura y perfeccionista, que repetirá una y mil veces ese primer beso, hasta que le complazca completamente. Por otro lado, las que tienen los labios gruesos son amantes del placer y de la comodidad, y siempre buscarán disfrutar de cada beso, sea cual sea el momento y la forma.

Esto no tiene por qué cumplirse siempre, por supuesto, pero en gran parte, puedo dar fe de ello. ¿Y que me decís de unos labios gruesos acompañados de un piercing? La experiencia puede ser mortal[mente satisfactoria]. Y es que los labios gruesos y las bocas grandes dan mucho juego si se sabe hacer uso de ellas. Y no hablamos sólo de besos en la boca, sino en el cuello, en el lóbulo de la oreja y... He dicho que es 14 de febrero. Voy a comportarme ;)

¿Qué beso le robarías a una chica? Pues tienes para elegir, aunque siempre va a depender del momento y de la relación que mantengas con esa persona. De todos modos, os damos algunas ideas:


1. Beso ladeado: las cabezas de los dos se inclinan en direcciones opuestas y en esta postura se produce el beso. Las cabezas inclinadas no se procuran obstáculos y permite una perfecta penetración de la lengua.


2. Beso directo: los labios de los dos se unen directamente y se chupan mutuamente. Lo importante no es la prenetración de la lengua en la boca del otro, sino disfrutar de sus labios y recrearse en ellos.


3. Beso palpitante: uno de los dos deposita sobre los labios miles de besos muy pequeños recorriendo toda la boca y las comisuras. Un torbellino de cariño.


4. Beso contacto: se toca ligeramente con la lengua la boca del otro y apenas se hace contacto con los labios.


Pongamos que se trata del primer beso, o supongamos que decides arriesgarte y besar a esa persona que te vuelve loca. Una buena combinación sería una aproximación lenta a su boca. Las manos deslizándose con paciencia por su cintura (sin meter mano a saco que la puedes asustar). Acércate y aléjate clavando la mirada en su boca. Primero el cuello, para asegurarte el terreno. Después (si es que ella no ha dado el paso ya), bésala. Suave, movimientos lentos, recreándote.


Disfruta del momento, que lo que la has recorrido, ya nadie te lo podrá quitar :P



Y, cómo no, feliz San Cortinglesín a tod@s. Para los que necesiten de una fecha en el calendario para amar, éste es vuestro día. Para los que crean, como yo, que cualquier día es bueno para un "te quiero" sincero, para arrancar una sonrisa con un pequeño detalle... Feliz 45 Día de los Enamorados del Año 2011 :)

Rachel.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Curiosidades por satisfacer

Esto de la sexualidad es cada día más complicado. Cuando echo la vista atrás, me doy cuenta de que no buscaba lo mismo a mis quince años que ahora. Pero, en realidad, tampoco busco hoy lo mismo que buscaré dentro de un par de semanas. O tal vez sí.

Con esto sólo quiero demostraros que los intereses, las inquietudes y los deseos van y vienen. Eso no quiere decir que hayan de desaparecer algún día. Aunque bien es cierto que satisfacerlos ayuda mucho.

Las hay que estamos seguras de lo que queremos (miento, más bien que estamos seguras de en qué modo lo queremos), pero también las hay dudosas. Chicas que siempre se han sentido atraídas por chicos y que no conciben el sexo con una igual. En este caso es más complicado romper la barrera del prejuicio y del estereotipo. Pero, ¿qué ocurre cuando la chica tiene una mentalidad más abierta? Sucede que ya estamos con la manzana en la punta de la lengua; ¿la muerdo o no?

Sí. Y mil veces sí. La única forma de vencer a la tentación es cayendo en ella. Y puede que la chica no se sienta claramente tentada, ni siquiera atraída, pero cuando la idea ronda la mente, no merece la pena quedarse con el "y si...".

Eso sí, como consejo os diré que os busquéis a una chica que se conozca un poco esto de echar polvos con mujeres porque si no la experiencia se podría convertir en un cuadro de dos pulpos mareados jugando a tocarse todo y mal.

Simplemente dejad atrás las convicciones y el "es que a mí siempre me ha gustado...". Todo es efímero y yo estoy segura de que nunca perderemos la capacidad de sorprendernos a nosotros mismos. Así que date una sorpresa de las que hacen historia, y ya de paso, una alegría.


Nota al margen de una que ha podido barrer las dos aceras: NO hay color ;)


Rachel.

martes, 9 de noviembre de 2010

Un número de innumerable placer


Ya hemos hablado en otras ocasiones del cunnilingus y del sexo oral pero, ¿qué ocurre cuando lo practicas y lo disfrutas simultáneamente con tu pareja?
Resultado: una experiencia sexual incomparable.

Personalmente (y creo que le ocurre lo mismo a muchas lesbianas) opino que saborear el sexo de mi pareja es una de las experiencias más arrebatadoramente morbosas y placenteras. Pero si además puedes sentir su lengua entre tus piernas el placer es indescriptible. Estamos hablando, claro está, del ya conocido "69". Éste término alude a la práctica sexual en la cual las dos mujeres (en este caso, aunque también es muy popular en heterosexuales) se estimulan oralmente al mismo tiempo, generalmente yaciendo tumbadas una sobre la otra en posición invertida.

Hemos de admitir que, en ocasiones, es difícil cogerle el truquillo ya que sentir a tu pareja lamiendo ciertas zonas de tu anatomía puede desconcentrarte en tu tarea de proporcionarle placer a ella. Pero sin embargo, con un poco de práctica os aseguramos que podéis llegar a sentiros muy realizadas con esta práctica ya que es una postura en la cual es muy fácil que alcancéis el clímax a la vez.

Me da vergüenza proponerlo, ¿cómo lo hago?

Una vez más os recomendamos charlar con tu pareja sobre el tema pero si eres más bien vergonzosa y deseas intentar practicar esta postura podrías insinuárselo a tu pareja en pleno acto y sin palabras.

Supongamos que habéis pasado los preliminares y te encuentras sobre ella (en la posición común, cara a cara), baja lentamente hasta llegar a su sexo y cuando llegues a él deja un lametón (o unos cuantos) sobre su clítoris, dejando claras tus intenciones. Luego siéntate a horcajadas sobre su vientre, pero esta vez dándole la espalda, de forma que puedas lamer su sexo e ir acercando el tuyo hacia sus labios... y el resto es cosa de ella. Procura que no se sienta obligada, así que no te acerques demasiado, simplemente deja que sea ella la que dé el último paso.

Y después...a disfrutar y a dejar volar la imaginación ya que en esta postura puedes practicar además la penetración tanto vaginal como anal.
Finalmente recuerda que el sexo oral no es sólo lamer, penetrar o morder los genitales, también implica el hacer uso de las caricias y besos, lo que en su conjunto se traduce en un cunnilingus totalmente placentero.

Luce

miércoles, 20 de octubre de 2010

La puerta de atrás


Hemos decidido dedicar una entrada a una práctica sexual bastante común pero que todavía está envuelta en muchos tabúes, prejuicios y mitos. Y son precisamente esos tabúes, ese deseo de lo prohibido y de derribar barreras lo que hace que resulte tan morbosa, placentera y deseada tanto como para parejas heterosexuales como para y gays y, por qué no, para lesbianas también. Así que, queridas lectoras, abrid vuestras mentes, olvidad los prejuicios y preparaos para descubrir una de las prácticas sexuales más morbosas… El sexo anal.


Como aclaración debemos decir además que cuando hablamos del sexo anal no nos referimos solamente a la penetración sino también al sexo oral-anal, o al simple masaje de la zona.


En primer lugar tenemos que hablar obligatoriamente del aseo y la limpieza, el ano no está preparado de forma original para el sexo por tanto una buena limpieza previa es muy recomendable, para ello se pueden utilizar lavativas de agua templada.

Además si es vuestra primera vez os aconsejamos usar preservativo, tanto si lo hacéis manualmente como si utilizáis juguetes sexuales.

También consideramos muy importante encontrar un lugar donde nadie pueda molestaros y una pareja sexual que os inspire confianza para que estéis relajadas y tranquilas, puesto que en un principio cuesta bastante relajar los músculos de la zona en cuestión.


Y ahora, al lío.

El sexo anal como cualquier práctica sexual requiere un precalentamiento, unos juegos preliminares que quizá sean todavía más importantes que en otro tipo de relaciones sexuales. Además debéis tener en cuenta que la obligación o la precipitación a la hora de la práctica del sexo anal puede tener como consecuencia experiencias desagradables. Tomaos vuestro tiempo y tened en cuenta que el aprendizaje es también parte del juego y de la complicidad. Desde nuestra propia experiencia recomendamos que la práctica se realice a la vez que otras más comunes en vuestras relaciones sexuales, por ejemplo mientras penetráis a vuestra pareja con los dedos vaginalmente podéis comenzar a presionar la zona anal con otro dedo y dibujar círculos entorno a su ano como si fuera un masaje ya que esta es una buena forma de relajar los músculos y también, por qué no, las tensiones o los miedos. Asimismo, los glúteos son muy sensibles y ya sabemos que de las caricias estimula el deseo sexual así que os aconsejamos empezar por ahí.


Por otra parte es muy importante lubricar y estimular el ano para lograr una penetración indolora, no vaya a ser que vuestra pareja tras un intento doloroso no vaya a poder hacer uso de sillas, sofás y otros muebles donde apoyar el culo.

Los lubricantes artificiales pueden ser muy útiles pero desde aquí apostamos por lo natural, es decir el propio flujo vaginal de vuestra pareja o la estimulación con la lengua de la zona; esto último, llamado anilingus o beso negro, además de resultar tremendamente placentero, por las terminaciones nerviosas que se encuentran en el ano, es también una forma muy útil de aumentar la complicidad y perder el miedo, recordad que antes habéis os habéis aseado por lo tanto no deberíais hacerle ascos a la zona. Es aconsejable toquetear y estimular otras zonas erógenas mientras hacéis esto para que se produzca una estimulación plena y placentera.

Una vez sientas que tu pareja está preparada y completamente lubricada puedes intentar introducir un dedo, poco a poco y con movimientos circulares para ayudar a la dilatación; es muy importante realizar este paso con mucha delicadeza.

Como consejo adicional os recomendamos separar las nalgas sin forzarlas ya que tensar demasiado la piel del ano puede resultar incómodo y doloroso.


Y llegamos al punto clave una vez consigáis introducir el dedo podréis hacer volar vuestra imaginación como por ejemplo introduciendo a la vez otro dedo en la vagina. Los movimientos al principio deben ser lentos y la penetración puede ser costosa en un principio pero poco a poco podrás observar como el ano se dilata y permite la entrada y salida del dedo sin oponer resistencia.


Aún a riesgo de parecer pesada os recuerdo que es MUY MUY MUY IMPORTANTE la estimulación de otras zonas erógenas pero sobre todo es importante la comunicación y la charla.


Y aquí termina nuestra guía sobre el sexo por la puerta de atrás. Si lo habéis conseguido, habéis disfrutado, y además habéis aumentado vuestra complicidad sexual… FELICIDADES!!!

lunes, 4 de octubre de 2010

La homosexualidad

El gran problema de la homosexualidad es que todavía no se sabe muy bien qué es y qué la causa. Hay numerosas acepciones. Según el Ministerio de Sanidad es una “enfermedad”. Por ello debe diagnosticarse, se considere o no como trastorno mental. Es decir, a pesar de tener un gobierno socialista que permite el matrimonio gay, considera que somos unos enfermos.

Bueno, la Iglesia Católica lo considera pecado y desde el principio de sus tiempos la ha tratado de erradicarla mediante la quema de sodomitas a pesar de considerar que todos somos hijos de Dios. Hoy en día sigue pensando que es una práctica equiparable a la violación, el aborto, la zoofilia, y resto de actos sexuales que no se contemplen dentro del matrimonio heterosexual. Es decir, nos llaman obscenos.

La ciencia. La ciencia es la que trata de buscar razones para este “trastorno”. Primero decía que tenía orígenes genéticos, luego hormonales, luego sociales. Ahora sospechan que puede ser por la presencia de conflictos como 1- la soledad y la tristeza, 2- la falta de autoaceptación, 3- la desconfianza y el miedo, 4- el narcicismo, 5- el excesivo sentido de responsabilidad, 6- el maltrato sexual en la niñez y 7- el enfado excesivo, habiendo pasado por el hecho de tener un progenitor muy guapo, una sobreprotección paternal, etc.

Es decir, eso es lo que pasa cuando se trata de buscar la explicación a algo que no tiene explicación.

¿Y cuál es el verdadero peligro que representa la homosexualidad para la humanidad? Muy sencillo. Al ser un grupo social reducido y discriminado es evidente que tratemos de concienciar a las masas a través de reivindicaciones de derechos políticos. Lo cual es peligroso porque si ascendiéramos puestos en la carrera política y llegáramos a ser líderes en algún país, seguramente impondríamos la homosexualicrácia como sistema político, lo cual representa un grave problema debido a una posible falta de reproducción de la especie.

Sin embargo, como eso no tiene ningún sentido, la pregunta que se hacen las personas que creen que tenemos o que somos un problema es: ¿Porqué hay personas homosexuales?

Yo respondería a esa pregunta con otra pregunta: ¿Algo es bello porque te gusta, o te gusta porque es bello?

En mi caso especificaremos que aquello que me “gusta” son las mujeres en general y una que yo me sé en particular. Y que me gustan no porque sean bellas, (tampoco las estoy llamando feas eh) aunque algunas lo sean y mucho. Entonces es aquí cuando me surge el dilema.. Aparece en mí el problema de no saber distinguir si las veo guapas porque lo son, o porque me gustan. Así me pongo a repasar mi historial de bellezas pasadas y con alguna pienso “Diosssssss, veía peor que Stevie Wonder”. Entonces deduzco que las veía guapas porque me gustaban.

Y aunque esta explicación no sirva para nada, yo he deducido que las chicas me gustan muchísimo. Pero, ¿por qué me gustan?

(Excusando unas cuantas excepciones que conozco), porque en el terreno de lo físico son suaves, delicadas, con curvas preciosas, con un olor dulce y fresco, las manos finas… (no puedo describirlas mejor porque mi propio deseo por ellas me enmudece cuando las tengo en mente). En el campo de lo intelectual son mucho más inteligentes que los hombres, son más difíciles, más frías y lógicas, más retorcidas a la hora de joder al prójimo. Más interesantes en definitiva. Y en el terreno de lo sentimental, somos simplemente, más compatibles, porque nos entendemos mejor.
Mia

lunes, 12 de julio de 2010

Radar

Ahora tocaremos un tema complicado y muy abstracto, llenísimo de esas excepciones que confirman la regla. Personalmente creo que esta es una entrada necesaria porque así como hay muchas lesbianas que nacen con un radar incorporado, y son capaces de reconocer a una paisana de lejos, yo no soy capaz de hacerlo ni cuando una me está tirando claramente.

Entonces, ¿cómo podemos reconocer a una lesbiana? Los aspectos fundamentales y que permiten reconocerla antes de hablar con ella son los propios a su aspecto físico, tales como:

- Cómo se viste. Normalmente elegirá pantalones. Y pensareis, “pues qué bien, vivo rodeada de bollos, ¿qué chica no lleva pantalones?”. Sí, es algo un poco vano, pero ya es algo. Y si además llevara una chupa, o camisa de leñadora, ya tendría casi todos los puntos para tacharla de lesbi. Para generalizar podríamos decir que las bollo no se visten extremadamente femeninas. Que preferirán unas Converse a unas bailarinas siempre. Que se vestirían de hippies antes que de pijas o incluso llevarán prendas masculinas. Pero si lleva la bandera como pendiente, o muñequera o colgante o como sea, esa entiende seguro.

- Las uñas. Dícese que una lesbiana con las uñas largas es una lesbiana soltera. Asique normalmente las llevarán cortas. ¿Y pintadas? Pues.. eso ya no sé..

- Los pendientes. Siempre pequeños y discretos, aros a ser posible o si no, cosas que llamen la atención, como dados, animales… ¿Y piercings? Sí, los piercings molan en este lado de la acera, claro, que en el otro también, como los tatuajes.

- Maquillaje. Cuando hay que maquillarse y arreglarse, una se maquilla y se arregla encantada, pero si no…. Eso de maquillarse hasta para pasear al perro ninguna lesbiana sabe lo que es. Si acaso, nos pintaremos los ojos de un color oscuro, pero poco más.

- El pelo. Corto=Bollo, si es una chica joven, generalmente hablando. Si lo tiene largo podrá llevarlo o en coleta, o suelto pero algo desaliñado.

Pero hay más cosas que identifican o caracterizan a las lesbianas, como por ejemplo que les gustan los animales. Suelen beber y fumar, así como escuchar música rara o peculiar (amamos a Shakira), que les gusta el deporte, no sólo los de interior (véase cama) si no también el futbol, baloncesto, tenis…, incluso el patinaje artístico, si se trata de verlo, no de practicarlo. Son seguras, alegres y desinhibidas si están fuera del armario y tímidas y cortaditas si están dentro. Les gusta hablar de sexo sin complejos (véase nosotras mismas). Les gusta el negro o el violeta. (Rosa NO, gracias.) Llevarán anillos en los dedos índice o pulgar. Si se queda mirando a una chica fijamente obviamente, será bollo. Son competitivas y atrevidas. Suelen tener una sensibilidad especial hacia algún arte, ya sea la literatura, pintura, cine, fotografía, etc.

Y seguro que hay muchas más cosas que nos caracterizan. Si se os ocurre alguna, no dudéis en comentar.


Mia